martes, 16 de septiembre de 2014

Lucía Blanc


1. LAS DORADAS MANZANAS DEL SOL, de Ray Bradbury.
2. EL LLAMADO DE LA SELVA, de Jack London.
3. EL GRITO SILENCIOSO, de Kenzaburō Ōe.
4. TODOS LOS POEMAS, de François Villon.
5. MÚSICA PARA CAMALEONES, de Truman Capote.
6. EL CUADERNO ROJO, Paul Auster.
7. LAS MINAS DEL REY SALOMÓN, de H. Rider Haggard.
8. EL VIEJO Y EL MAR, de Ernest Hemingway.
9. LAS AVENTURAN DE TOM SAWYER, de Mark Twain.
10. OBRA COMPLETA, de Juan Laurentino Ortiz.


LEER de noche la ciudad se pone maravillosa
 

3 comentarios:

  1. Jack London uno de los autores favoritos del Che: "Quedé tendido, disparé un tiro hacia el monte siguiendo el mismo oscuro impulso del herido. Inmediatamente, me puse a pensar en la mejor manera de morir en ese minuto en que parecía todo perdido. Recordé un viejo cuento de Jack London, donde el protagonista, apoyado en un tronco de árbol, se dispone a acabar con dignidad su vida, al saberse condenado a muerte por congelación, en las zonas heladas de Alaska. Es la única imagen que recuerdo. Alguien, de rodillas, gritaba que había que rendirse y se oyó atrás una voz, que después supe pertenecía a Camilo Cienfuegos, gritando: «Aquí no se rinde nadie...» y una palabrota después. Ponce se acercó agitado, con la respiración anhelante, mostrando un balazo que aparentemente le atravesaba el pulmón. Me dijo que estaba herido y le manifesté, con toda indiferencia, que yo también. Siguió Ponce arrastrándose hacia el cañaveral, así como otros compañeros ilesos. Por un momento quedé solo, tendido allí esperando la muerte. Almeida llegó hasta mí y me dio ánimos para seguir; a pesar de los dolores, lo hice y entramos en el cañaveral. Allí vi al gran compañero Raúl Suárez, con su dedo pulgar destrozado por una bala y Faustino Pérez vendándoselo junto a un tronco; después todo se confundía en medio de las avionetas que pasaban bajo, tirando algunos disparos de ametralladora, sembrando más confusión en medio de escenas a veces dantescas y a veces grotescas, como la de un corpulento combatiente que quería esconderse tras de una cañas, y otro que pedía silencio en medio de la batahola tremenda de los tiros, sin saberse bien para qué"

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  2. "Cuando lleves tanto tiempo como yo en este país, hijito, y hayas tenido que seguir los rastros de los conejos, y que comer tripas de salmón para no morirte de hambre, sabrás que la Navidad sólo se celebra una vez al año, y que una Navidad sin ponche es algo tan triste como abrir un pozo en la roca viva sin encontrar un filón que recompense el duro trabajo".

    Por el hombre que está en la pista

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  3. En épocas marciales del año, determinados lugares del espacio sufren
    toda la condensación china de la felicidad

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